Lo peor de pasar los 30 años y salir de marcha no es que no encuentres ningún sitio de tu gusto.
Ni tampoco que empieces a emplear frases del tipo “esta canción es de nuestra época”.
Ni que te encuentres en los bares de copas a ex compañeros del colegio que reaparecen más alocados que nunca tras separarse de su pareja.
Lo más duro de alcanzar la treintena y salir de marcha es la resaca.
No sé por qué motivo, de los 20 a los 30 el cuerpo va perdiendo la capacidad de recuperación. Pero tú ni te enteras, y te sientes tan estupendo... ¡Mejor que cuando tenías 20!
Y decides salir, tomarte unos copazos y hacer movimientos espasmódicos como la niña de El exorcista por la pista de baile o imitar a los protagonistas de Dirty Dancing.
Pero claro, no piensas en el día después, en el duro domingo, cuando te despiertas convertido en un vegetal.
En un domingo posterior a una noche de marcha, el paseo más largo que das es de la cama al sofá, y del sofá al baño. Y vas a la cocina a duras penas.
Evitas reflejarte en los espejos pero, claro, como no eres un vampiro no puedes evitarlo, y te ves y te asustas. Y maldices la hora en la que decidiste salir y cuando, a las tres y media de la madrugada, pediste el penúltimo whisky.
Por no hablar del lunes, que te sigue costando arrancar y organizar la semana, y trabajar...
El sábado me pegué la gran juerga.
Hoy es miercoles y aún tengo resaca.
Ni tampoco que empieces a emplear frases del tipo “esta canción es de nuestra época”.
Ni que te encuentres en los bares de copas a ex compañeros del colegio que reaparecen más alocados que nunca tras separarse de su pareja.
Lo más duro de alcanzar la treintena y salir de marcha es la resaca.
No sé por qué motivo, de los 20 a los 30 el cuerpo va perdiendo la capacidad de recuperación. Pero tú ni te enteras, y te sientes tan estupendo... ¡Mejor que cuando tenías 20!
Y decides salir, tomarte unos copazos y hacer movimientos espasmódicos como la niña de El exorcista por la pista de baile o imitar a los protagonistas de Dirty Dancing.
Pero claro, no piensas en el día después, en el duro domingo, cuando te despiertas convertido en un vegetal.
En un domingo posterior a una noche de marcha, el paseo más largo que das es de la cama al sofá, y del sofá al baño. Y vas a la cocina a duras penas.
Evitas reflejarte en los espejos pero, claro, como no eres un vampiro no puedes evitarlo, y te ves y te asustas. Y maldices la hora en la que decidiste salir y cuando, a las tres y media de la madrugada, pediste el penúltimo whisky.
Por no hablar del lunes, que te sigue costando arrancar y organizar la semana, y trabajar...
El sábado me pegué la gran juerga.
Hoy es miercoles y aún tengo resaca.
2 han dicho algo. ¡No te quedes mirando y participa!:
Por suerte la memoria sigue igual que siempre. Seguro que la próxima vez que vuelvas a salir no te acordarás de lo mal que lo pasaste con resaca. Hasta el día siguiente, por supuesto.
Jaja, Iván. Espero, simplemente, acordarme de lo que hice la noche anterior. Veremos a ver el 25 como me levanto XD
Un saludo y feliz navidad.
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