¡Ya son entradas publicadas y comentarios los que dan vida al blog! ¡¡¡Muchas gracias!!!


Y luego...


Y luego la amé como no se aman dos cosas en la vida...

Jose, a secas




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Duele

Una mirada puede doler, depende del dueño de los ojos. Hay miradas que te atraviesan y te hacen sangrar por dentro, igual que besos que duelen cuando huelen a ausencia, ausencia de amor, ausencia de afecto, ausencias al fin y al cabo.

La decepción es dolorosa porque está atada a la aceptación, y dejar de aceptar lo que siempre fue duele.

También duelen las bienvenidas si no lo son. Ellas matan la sinceridad del que recibe. Si es una bienvenida fingida es una traición cometida hacia uno mismo y eso duele como cualquier beso fingido.

Duele el amor. Cuando deja de serlo causa un vacío que tienes que aparentarlo lleno al menos durante un tiempo hasta que el dolor es insoportable y la libertad pide paso, entonces te esfuerzas por enjaularla pero duele, duele demasiado. También duele recordar que no dolía cuando el amor era libre.

Duelen las caricias si no son sentidas. Raspan la piel por dentro, causando dolor, porque tenemos recuerdos de cuando no dolían. Por eso duelen, no por ellas mismas si no por la nostalgia de lo que antes sentías.

Cuando no hay pureza en la belleza todo duele, porque hay cosas en la naturaleza que necesitan ser sentidas. Pensarlas no es suficiente porque los sentimientos vienen de algún lado que aunque queramos no podemos controlarlos.

Jose, a secas




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Quiscuam Inquit CLVI

Me gustaría pasar el resto de mis días con alguien que no me necesite para nada pero que me quiera para todo.
Mario Benedetti, escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo.




(Si, he vuelto por aquí después de casi seis años sin publicar nada 😉 )


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Seguiría contando...

-¿Y tú qué haces por aquí?
-Te estaba esperando.
-Pero, ¿cómo sabías que iba a llegar ahora, en este instante?
-No lo sabía. Me senté y me dije a mi mismo "voy a contar hasta diez, si no llega me iré", y entonces has venido.
-¿Y se puede saber hasta qué número has llegado?
-Hasta dos mil setecientos noventa y seis, pero te aseguro que hubiera seguido contando y contando...


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Los trenes pasan más de una vez

Hay veces que es mejor dejar pasar un tren para coger el próximo. Os explico.

El sábado pasado fui a hacer una prueba a un bar (abierto desde hace un mes y medio) porque se habían quedado sin cocinero. No fue mal la cosa así que repetí el domingo para poner al día la cocina. Fue imposible. Había mierda desde que se abrió. No habían útiles para cocinar; una sola sartén antiadherente que se pegaba, dos ollas, un par de bandejas de plástico, un bol de cristal (prohibido en la hostelería), etc. Además la vajilla no pasaba de 30 platos y cinco o seis cazuelitas de barro. Para colmo la disposición de la cocina parece hecha a mala leche, sin orden. No hay mesa de trabajo. Bueno, en realidad sí la hay... una mesa doméstica de madera que no llega a la cintura, lo que hace que con sólo una hora de trabajo ya te duela la espalda. La maquinaria es mas bien excasa. Un sólo fogón, una plancha que sólo enciende por un lado, una grill, dos freidoras (una no funciona), un asador vertical y un horno que no se usa para nada y, atención, ¡¡¡sin lavavajillas!!!. Esto por un lado.

Por otro lado, el anterior cocinero era una auténtica joyita. Más guarro que la Peíto, desordenado (la cocina era un puzzle), descuidado (por poner un ejemplo, había una bolsa de "algo" descongelando sobre una bandeja y por el aspecto que tenía y como olía eso no llevaba sólo un par de horas ahí...), despistado (no habían ingredientes ni siquiera para poder salir del paso), desorganizado (la verdura junto a un plato de calamares o la carne fresca al lado de las salsas elaboradas)... vamos, un inepto. Y pensar que gentuza como esta se hace llamar cocinero...

El caso es que pasé el domingo y por la noche me senté a hablar con el propietario. Pretendía que trabajara sólo, sin ayuda, en una cocina que no hay por donde cogerla. Me ofrecía 800 euros al mes, con un seguro de media jornada y con un horario de 10:30 a 16:30 y de 19:00 a 00:30. Si algún día había fútbol antes de las 19h entraba antes... y encima me dice que si veo que no me va a dar tiempo de preparar las cosas podía entrar un par de horas antes. Este tío está loco.

Aunque me haga falta no acepté, por supuesto. No sólo por el sueldo sino por la falta de organización y la desgana que mostró el dueño de reponer el material necesario minimamente para poder trabajar más o menos bien. Le propuse que me diera 1000 euros y un seguro de jornada completa y que me llamara el lunes. Todavía estoy esperando la llamada.

Estoy seguro de que con esa mentalidad empresarial no va a durar mucho donde está. Y es una pena por que el local está en un sitio inmejorable, con salida a la avenida principal y al paseo marítimo.

Lo peor es que seguro que ya tiene a alguien trabajando por las mismas condiciones que yo rechacé.

En fin, dicen que el tren sólo pasa una vez pero por mi experiencia tengo claro que no es así y que éste tren volverá a pasar para cogerlo a tiempo. O eso espero.


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