Cuánto te echo de menos,
en esta tierra perdida,
cuánto te echo de menos,
mi alma, mi ser, mi vida.
Mis manos añoran tus senos,
mi boca, tu lengua querida,
mis labios buscan tus labios,
faciales o de gruta prohibida.
Pero lo que más echo en falta
es tener tu corazón,
tu amor, tu pasión;
hasta tu sonrisa me hace falta,
y la tristeza me asalta,
por no poder tenerte aquí,
para ofrecerte lo mejor de mi,
pues la vida sin ti no es nada.Jose, a secas
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