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Leonardo da Vinci: Los fracasos de un cocinero incomprendido

Nunca os he hablado de uno de mis grandes ídolos y uno de los mas grandes genios de la historia de la humanidad: Leonardo da Vinci.

Mi fascinación por todo lo que toca o habla de él viene desde pequeño, en clase, cuando estábamos estudiando su vida y la profesora nos puso unas diapositivas (todavía no habían proyectores) con algunas de sus obras más conocidas entre ellas el estudio de la perfección humana o también llamado "el hombre de Vitruvio", que como podéis observar, está como fondo del blog que estáis leyendo.

En una de las cualidades que destacaba, y eran muchísimas, era la del arte culinario y en esta parte me a llegado al alma, aún mas si cabe, por ser ésta mi profesión y mi hobbie favorito (tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta y, además, que me paguen por ello).

Pues hoy toca hablaros de este incomprendido por unos, perseguido por algunos e idolatrado por otros, entre los que me encuentro, tanto por este talento gastronómico como por tantos otros.


Primera parte

El genio máximo de la humanidad, el símbolo del hombre universal del 'Cinquecento', tuvo también sus amarguras por la incomprensión y el rechazo del hombre mediocre en cuanto a cocina se trata. Y su par y compañero de la escuela de artes, Sandro Botticelli, socio en un emprendimiento gastronómico más tarde, también sufrió la misma suerte. La vida no es de color de rosa para nadie...

Leonardo di Ser Piero d'Antonio nace el 15 de abril del año 1452, en Vinci, un pueblo en amena posición sobre el lado meridional del monte Albano, a mitad de camino entre Pisa y Florencia . Hijo de un accidente amoroso entre el notario Ser Piero Fruosino d'Antonio y una gentil dama de nombre Catarina, posible hija de Boscaiolo di Cerreto Guidi. Fue una suerte para la humanidad que el recién nacido fuera reconocido por sus padres.

Al poco tiempo el padre se casa con una chica de dieciséis años y la madre con un repostero llamado Accattabriga (buscapleitos) Antonio di Piero Buti del Vacca da Vinci. . De este padrastro se le inculca la pasión por los dulces y de la comida en general.

En el 1469 entra como aprendiz el el taller de escultura y pintura del Maestro El Verrocchio (Andrea di Michele di Cione, llamado El Verrocchio, nacido en Florencia en el 1435 y muerto en Venecia en el 1488, autor de la famosa estatua ecuestre de Bartolomeo Colleoni en Venecia.) con otro futuro grande, Sandro Botticelli (Alessandro di Mariano dei Filipepi, llamado Sandro, nacido en Florencia en el 1445 . Sus obras maestras: el nacimiento de Venus, La primavera, Adoración de los Magos, y muerto en la misma en el 1510).

Por su devoción a los dulces y bien gordito, El Verrocchio lo castiga por crapulando, poniéndolo a pintar el ángel de la izquierda del cuadro Bautismo de Cristo, encargado por la iglesia de San Salvi. La obra actualmente está en la Galería de los Uffizi en Florencia. Con este castigo toma conciencia y empieza a adelgazar.

Pero al maestro El Verrocchio hay que pagarle y también vivir, así que en el 1472 cae en la gastronomía como camarero de una taberna con expendio de comidas, llamada 'Taverna delle tre lumache' en las proximidades del Ponte Vecchio. Misteriosamente un año después en plena primavera todos los cocineros de la taberna mueren envenenados y Leonardo se hace cargo de la estructuración de la cocina y abandona el taller de artes. ¿No habrá sido el genio, no?

Con libertad de actuar y con su creatividad es llevado a querer trasformar y refinar la cocina de la época con otra: vistosa, decorativa, hecha de pequeñas porciones. Pero los ciudadanos de Florencia están acostumbrados como algunas vez nos pasa a nosotros, a comer a 'lo bestia', mucha cantidad hasta reventar y barato por supuesto. Así que la nueva cocina de Leonardo hecha con tallados de polenta y zanahorias donde un pajarito delicadamente cocinado integra una escena campestre, sirve sólo para el ridículo y la burla.

Desdeñado y enfurecido vuelve al taller de artes, pero del arte todavía no puede vivir... Y vuelve a abrir un nuevo negocio gastronómico, el cual en una riña de parroquianos se le prende fuego . Pero el genio no se rinde... y junto con Sandro Botticelli como socio y en forma precaria con mesas ennegrecidas por el humo y el fuego anterior abren el mismo establecimiento con el nombre de 'All'insegna delle tre ranocchie di Sandro e Leonardo'. !Fracaso total! Nadie está dispuesto a pagar por unos 'miserables' platos como una anchoita salada sobre una rodaja de zanahoria en la inmensidad de una fuente, leer el menú de derecha a izquierda, tanto que Botticelli pensó en dibujar los varios platos: chivito hervido, riñoncitos de cordero, alcauciles, pepinos, zanahorias y ranas fritas, la especialidad de la casa. Cierre rápido y desocupado a la calle...Y nadie le da trabajo a un lírico como él. Pasa los siguientes tres años haciendo dibujos en el piso de las calles de Florencia, tocando el laúd y pasando la gorra. ¡Hoy todo sigue exactamente igual!


Segunda parte

Mientras tanto Leonardo incursiona en todas las ramas del conocimiento de su tiempo, especialmente en la ingeniería. Inventa todo lo que puede servir para aliviar el esfuerzo humano reservándolo al caballo o al bovino y a su vez crea maquetas de máquinas de guerra. Aprovechando una pequeña discordia entre el Papa y Lorenzo de' Medici, Il Magnifico, ofrece sus grandes inventos para ganar una eventual guerra y envía una maqueta de una máquina de asalto hecha con pasta de mazapán: una obra de arte. Lorenzo no la comprende bien y se la da a comer a sus invitados. Leonardo disgustado decide abandonar Florencia. Lorenzo quiere repara la ofensa con una credencial de recomendación para Ludovico Sforza, "Il Moro". Pero hace referencia solamente a sus cualidades de tañedor de laúd, por lo que él mismo en la misma presentación agrega lo siguiente: "No tengo par en la fabricación de puentes, fortificaciones, catapultas y otros muchos dispositivos secretos que no me atrevo a confiar en este papel. Mis pinturas y esculturas pueden compararse ventajosamente a las de cualquier artista. Soy maestro en contar acertijos y atar nudos. Y hago pasteles que no tienen igual". El atrevimiento tiene respuesta positiva y Ludovico, Granduca de Milán, lo nombra consejero de fortificaciones y maestro de festejos y banquetes de la corte y aquí comienza otra parte de la historia.


Tercera parte

Finalmente con todo el poder del nombramiento se le presenta la oportunidad de poder lucirse con la boda de la sobrina de Ludovico, y presenta su gran menú:

Menú propuesto por Leonardo

Una anchoa enrollada descansando sobre una rebanada de nabo tallada a semejanza de una rana.

Otra anchoa enroscada alrededor de un brote de col

Una zanahoria, bellamente tallada.

El corazón de una alcachofa

Dos mitades de pepinillo sobre una hoja de lechuga

La pechuga de una curruca

El huevo de un avefría

Los testículos de un cordero con crema fría

La pata de una rana sobre una hoja de diente de león

La pezuña de una oveja hervida, deshuesada


¡Otro tajante rechazo! El genio no comprendía que la gente que concurre a una boda, lo hace para rehacerse del gasto que la misma le ocasiona... y la única manera es comiendo y tomando, bailando y cantando. El sensato Ludovico impuso un menú más sustancioso:


Menú impuesto por el Granduca Ludovico 'El Moro'

600 salchichas de sesos de cerdo de Bolonia

300 zamponi (pata de cerdo rellenas) de Módena

1.200 pasteles redondos de Ferrara

200 terneras, capones y gansos

60 pavos reales, cisnes y garzas reales

Mazapán de Siena

Queso de Gorgonzalo que ha de llevar el sello de la Cofradía de Maestros Queseros

La carne picada de Monza

2.000 ostras de Venecia

Macarrones de Génova

Esturión en bastante cantidad

Trufas

Puré de nabos


La experiencia del poder hizo que todos salieran de la fiesta de bodas felices y contentos...

Finalmente Leonardo se rinde con su 'nouvelle cuisine' y se dedica a un nuevo propósito: crear artefactos y utensilios para facilitar las principales necesidades de la cocina del Castillo de Ludovico emplazado en el centro de Milán y elabora una lista de las principales urgencias, pero ésta es otra historia...


Cuarta parte

El precursor de los artefactos de cocina planifica: En primer lugar, es necesaria una fuente de fuego constante. Además una provisión constante de agua hirviendo. Después un suelo que esté siempre limpio. También aparatos para limpiar, moler, rebanar, pelar y cortar. Además, un ingenio para apartar de la cocina los tufos y hedores y ennoblecerla así con un ambiente dulce y fragante. Y también música, pues los hombres trabajan mejor y más alegremente allí donde hay música. Y, por último, un ingenio para eliminar las ranas de los barriles de agua de beber.

Así que idea una fuente constante de calor para cocinar, agua caliente siempre a disposición, artefacto para pelar, triturar y cortar los varios ingredientes, estudia la manera de eliminar los malos olores y extraer el humo de la cocina, construye el primer spiedo automático. Para tener limpio el piso de la cocina emplea dos bueyes que arrastran un gran cepillo con un chorro de agua . Una toma de agua para apagar los incendios muy comunes en la cocina de entonces. Finalmente llega la hora de la verdad: la inauguración de la nueva y funcional cocina. Otro desastre... Todos los ingeniosos artefactos crean pánico entre los invitados y los bueyes asignados a la limpieza se asustan dando rienda suelta a sus necesidades fisiológicas repartiendo excrementos por todos el salón.

Esta es la última para Ludovico que lo envió 'gentilmente' a retirarse en vida espiritual en el convento de Santa María Delle Grazie. Aquí realizó muchas de sus obras maestras, sin dejar de pensar en la cocina. Y lo lograba. Se adueña de la conducción de la cocina del convento, tanto que a los pobres frailes no le queda otro remedio de manifestar a Ludovico, mediante el prior, que en los últimos dos años desde que el Maestro permanece en el convento, él y los frailes se mueren de hambre, obligados a comer los horrendos platos que Leonardo prepara y que quiere incluir en el fresco del Cenáculo del Señor y sus apóstoles.

En el 1513 el rey de Francia Francisco I lo invita en Amboise, ciudad de Francia donde en otro famoso castillo, vivió y murió Carlos VIII, rey de Francia, 1470-1498, para ocuparse de todos los proyectos de festejos y de las obras hidráulicas de algunos ríos.

El 2 de mayo de 1519 el gran genio del Renacimiento espira en el castillo de Cloux y viene sepultado en la iglesia de San Florentino en Amboise. Su restos han desaparecidos a causa de las continuas profanaciones de tumbas durante las guerras de religión del siglo XVI. Había erigido su testamento el 23 de abril de 1519 y como ejecutor nombra al pintor Francesco Melzi, un joven que conoce a la edad de quince años y en cuya casa había parado, en Vaprio, luego de abandonar la ciudad de Milán a la huida del 'Moro,' por la ocupación francesa por parte de Luis XII.

La herencia se reparte entre su fiel cocinera, a la cual deja el 'registro de invención' de una serie de artefactos como el sacacorchos, la cortadora de fiambres, el tritura ajo, todavía éste, llamado por los cocineros de hoy, 'el leonardo' y Francesco Melzi, al cual deja sus libros, dibujos y el resto del patrimonio. De aquí la sospecha de los malpensados sobre la sexualidad de Leonardo.

No tengo más noticias de sus desastres culinarios, pero estoy convencido de que si alguien hubiera empezado a aceptar su nueva cocina adaptada al refinado Renacimiento, el mundo se hubiera ahorrado cuatro siglos de estancamiento y hubiera tenido cocinas funcionales y limpias.



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